Estudio: La risa es realmente contagiosa.
Por Andrea Thompson, LIVE SCIENCE
Si ves a dos personas reírse de un chiste que no alcanzaste a escuchar, las probabilidades son que sonreirás de todas formas, aunque no te des cuenta de ello.
De acuerdo a un nuevo estudio, la risa es realmente contagiosa: el cerebro responde al sonido de la risa y prepara los músculos de la cara para incorporarse al júbilo.
“Parece absolutamente verdadero el dicho ‘ríe y todo el mundo reirá contigo”, afirma Sophie Scott, neurocientífico en University College London. “Sabemos desde hace un tiempo que cuando hablamos con alguna otra persona, frecuentemente “espejeamos” su comportamiento, copiando sus palabras e imitando sus gestos. Ahora hemos demostrado que la misma situación parece aplicarse a la risa también, al menos a nivel del cerebro.”
El enfoque positivo:
Scott y colaboradores, reprodujeron una serie de sonidos a un grupo de voluntarios y midieron las respuestas de su cerebro en un escáner de resonancia magnética. Algunos de los sonidos, tales como risas o clamores triunfales, fueron positivos, mientras que otros, tales como gritos o jadeos, fueron negativos. Todos los sonidos desencadenaron respuestas en la región cortical premotora del cerebro, la cual prepara a los músculos de la cara para moverse en correspondencia al sonido escuchado.
La respuesta fue mucho más alta para los sonidos positivos, sugiriendo que son más contagiosos que los sonidos negativos, lo cual podría explicar nuestras sonrisas involuntarias cuando vemos o escuchamos a otras personas riendo.
El equipo de investigación también estudió el movimiento de los músculos faciales cuando los sonidos fueron ejecutados y se encontró que las personas tienden a sonreír cuando escuchan risas, pero no encontraron expresiones en las personas que escuchaban jadeos. Ella atribuye esta respuesta al deseo de evitar emociones y sonidos negativos.
¿Más antiguo que el lenguaje?
Lo contagioso de las emociones positivas puede ser considerado un factor social importante de acuerdo a la investigadora. Algunos científicos piensan que nuestros ancestros probablemente reían en grupo, mucho antes de poder hablar y probablemente, la risa fue un precursor del lenguaje.
“Usualmente encontramos emociones positivas tales como risas y vítores, en situaciones de grupo, como por ejemplo, al ver un programa televisivo de comedia con la familia o un juego de fútbol con amigos” dice Scott. “Esta respuesta en el cerebro, detona automáticamente en nosotros, una sonrisa o una carcajada, y provee de una forma de imitar el comportamiento de otras personas, lo cual a su vez nos ayuda a interactuar socialmente. Esto podría desarrollar un rol importante en la construcción de relaciones entre individuos de un grupo”.
Scott y su equipo estudiarán eventualmente respuestas emocionales en el cerebro de personas con autismo, quienes presentan dificultades en sus procesos sociales y emocionales, con el fin de entender esta enfermedad y por qué las personas que la sufren no imitan las emociones de otras personas.
Traducido por Nathan Mansbach R.