Caricias Recorren Mi Alma

Caricias recorren mi alma. En el tenue reflejo de tus ojos reconozco mi alma. En esta sociedad formada de fragmentos cristalinos de distintas formas y colores. Todos son cristal. En la incapacidad de verme a mi mismo, me miro en ti, y veo tantas versiones de mi como tus.

Una luz brilla en mi interior. Una luz brilla internamente en cada hombre y mujer del planeta. En cada única, genuina y maravillosa forma de vida.

Esta es la forma que he elegido de aprenderme. Pararme frente a ti y ver mi interior a través tuyo. No siempre lo reconozco, pero siempre me pertenece aquello que creo ver en ti, a través de ti.

Caricias recorren mi alma, alas de mariposa, se despliegan, se baten y emprenden el vuelo. Tras una vida de gusano, que irremediablemente termina formando un capullo, replegándose sobre si mismo, dándose tiempo y espacio para la trasformación.

Caricias recorren mi alma.

¿Qué mantiene encendida la vela? ¿la cera o la mecha? ¿o son ambas? ¿Por qué oscila la llama? ¿por qué a veces se queda quieta? ¿por qué cambia de color y de forma? ¿quién lo hace? ¿lo hago yo? ¿cómo sabe el agua del río que dirección tiene que seguir?

Preguntas infinitas y tantas respuestas válidas. Una pregunta que conduce a otra, cada vez más preguntas para no obtener respuesta, sólo más interrogantes.

Aceptar que desconozco las respuestas, y aún así mantengo las preguntas, pues tal vez así lleguen nuevas respuestas que conduzcan a nuevos interrogantes.

Es tan misteriosa la vida, llena de infinitud de matices.

En la serenidad de mi ser recupero la paz. De puntillas y con pies de plomo, me atrevo a vivir, a sentir, a conducirme en la vida.

La vida es un viaje, y como todo viaje es para disfrutar, para conocer, para sorprenderse y sorprender.

Acepto que no tengo respuestas. Acepto que solo dispongo de preguntas que se pueden responder ¡de tantas maneras!.

Natividad Martín Fernández